Los Chimilas o Ette ennaka ('gente propia') es un pueblo amerindio que desde 1990 vive congregado en el resguardo Issa Oristunna (Tierra de la Nueva Esperanza), San Angel, municipio de Ariguaní, departamento del Magdalena, Colombia. Este relato está tomado de El sol babea jugo de piña en el que el autor Miguel Rocha Vivas compila mitos de los departamentos de Atlántico, Magdalena y Serranía del Perijá. La obra hace parte de la Biblioteca básica de los pueblos indígenas de Colombia, del Ministerio de Cultura. Quien recogió esta narración fue el antropólogo Gerardo Reichel-Dolmatoff:
«Papá grande» tomó un pedazo de greda y lo amasó así como uno
va moldeando greda para hacer loza. Lo formó y lo encontró muy pequeño.
Así [que] tomó otro pedazo, lo añadió y así siguió hasta que tuvo
un gran pedazo. Así hizo la Tierra.
Entonces no había árboles, ni maíz, ni yuca. Cuando Papá grande
vio que no había nada en la Tierra, hizo un tigre grande y lo soltó. Así
hizo al tigre y todavía hay tigre de este mismo.
Entonces Papá grande hizo a los hombres y todos eran aruacos,
guajiros y motilones. Así hubo muchos hombres en la Tierra. Entonces
Papá grande vio que los hombres no podían vivir solo de guerra y
de palabras y así hizo una mujer para cada uno. Hizo mujeres aruacas,
guajiras y motilonas. Así hubo muchos indios en la Tierra.
Entonces, mucho más tarde, Papá grande hizo al primer indio chimila
a su mujer y les dio como nombre Huhun Krukroring Merana
y Soving Kranyaring Ovokeya. Entonces Papá grande dijo al indio:
–¡Véte a la tierra!
El indio miraba la tierra desde el cielo y como no le gustó nada, no
quiso bajarse. Entonces Papá grande lo empujó y así el hombre cayó
a la tierra; cayó por allá, cerca de San Ángel. Pronto hubo muchos
indios chimila en la tierra y entonces no se llamaban «chimila» como
hoy sino «paretare».
Así fue como Papá grande hizo la tierra y los indios.
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