El pueblo indígena Inkal Awá (en español "gente de la montaña") está asentado en el municipio de Ricaurte, al sur occidente del Departamento de Nariño, República de Colombia, sobre la cordillera Occidental, a una altura que va desde los 300 hasta los 2500 m.s.n.m. Limita al norte con los municipios de Barbacoas y Samaniego, al Sur con el municipio de Cumbal y la República del Ecuador, al oriente con el Municipio de Mallama y al occidente con el municipio de Tumaco (Plan de vida AWA, 2002). El mito que se relata a continuación fue tomado de la página web Xexus Ventana Cultural, y es recogido por Jaime Miguel Silva. etnoeducador Awá. El mito narra lo siguiente:
Cuentan los mayores que en la antigüedad no existía gente, solo árboles cubiertos de barbacha, había un árbol grande que tenía bastante barbacha negra, esta fue desarrollándose con el agua hasta que creció y llego a tierra, transformándose poco a poco en Inkal Awá.
Los árboles en esa época se comunicaban entre ellos, hoy también se comunican por eso no se pueden cortar con el machete o el hacha, por que son personas y sangran como el Tangare, el Sangrario, y el Chino, Mancha-ropa, caucho, Sangre de Dagro entre otros.
En la realidad el hombre Awá viene de la selva y pertenece a ella, y a ella vuelve de nuevo.
Los árboles en la montaña se quieren transformar en árboles grandes y con el tiempo ser árboles gigantes y dar frutos, para servir al hombre Awá.
El primer hombre fue de nariz larga y hombre grande. Entonces Dios no quiso que este hombre estuviera solo e hizo aparecer de una barbacha más blanca a la mujer, ashampa watsal.
Y le luego Dios le pregunto a la mujer si quería vivir con el y ella respondió que si al igual que el hombre respondió que sí. Así quedaron viviendo ellos dos juntos.
Al tiempo llegaron a tener un hijo que les acompañaba y este cuando iba creciendo sus padres le iban enseñando todos los trabajos que ellos hacían.
Luego en una noche oscura nació una niña. Los dos hijos hicieron procrear la tierra y la poblaron.
El mundo de Dios
El mundo de los muertos
El mundo del Awá
El mundo de abajo
Los ancianos Awa cuentan que antiguamente los árboles y los pájaros salían a conversar entre los de su especie. También tanto los árboles como los pájaros conversaban con las personas.
Cuando una mujer se encontraba embarazada y se aproximaba el nacimiento del nuevo ser, los árboles se preocupaban y conversaban entre sí sobre el niño o niña que estaba por nacer.
Igualmente los pájaros salían a conversar entre sí sobre el nuevo Awa que la mujer estaba a punto de dar a luz
Los árboles deseaban que el nuevo ser que iba a nacer fuese niña porque ella no los mataría, pues la mujer no suele cortar los árboles y destruir la selva
Los pájaros por el contrario deseaban que la mujer diese a luz un varón porque él los alimentaría, pues los varones suelen tumbar los árboles y sembrar, y de esta manera habría sementeras a donde ir a comer
De esta manera cuando nacía un niño los pájaros se alegraban en tanto que los árboles lloraban, mientras que cuando nacía una niña los árboles se ponían contentos y los pájaros tristes.
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