Chavín de Huantar es un sitio arqueológico situado a 462 kilómetros al noreste de Lima, Perú, a 3.177 metros sobre el nivel del mar, entre cadenas montañosas andinas. Se ha descubierto que fue un centro mágico-religioso construido aproximadamente en el año 327 a. C. Los habitantes de Chavín fueron unos pocos sacerdotes y sus auxiliares de servicio, mientras que la mayor parte de sus usuarios eran una suerte de peregrinos que llegaban al lugar en busca de "oráculos", portando ofrendas de diverso tipo, pudiendo permanecer por largos períodos. Esta es una de las varias versiones del Mito de AchKay, recogidas hacia 1933-34 de unos informadores de Pomabamba, cerca de Chavín de Huantar y de otros dos lugares del curso alto del río Marañón en la vertiente occidental de los Andes. Este mito fue tomado y adaptado del Blog Mesa Llena. .
Es la historia de dos hermanitos, niño y niña, que, en un período de gran carestía, son arrojados a un barranco por sus padres, llevados a la desesperación por la escasez de alimentos. De forma providencial son salvados por un cóndor que los deja en las proximidades de Chavín de Huantar, en la casa de una vieja llamada Achkay que vivía con su hija Oronkay.
La mujer finge acogerlos cariñosamente, pero durante la noche, devora al niño y, al día siguiente, manda a su hija matar y cocinar a la niña. Avisada por una rana, la niña con un truco logra arrojar a Oronkay en la olla preparada para ella y huye al monte, llevándose los huesos del desafortunado hermano.
Achkay, ignorante de lo ocurrido, se come el contenido de la olla y se da cuenta de todo cuando ya está irremediablemente en su estómago. Decidida a vengarse, la vieja se lanza en persecución de la niña, que en el transcurso de su huída es ayudada por una serie de animales, como el cóndor, elzorro, el ciervo y la mofeta.
Todos los animales de la región le ofrecieron sin reservas su protección. Y de esta forma la niña llegó a los territorios de los kullkush, las tórtolas de la puna, a las que pidió ayuda para llevar los huesos de su hermano, ya que empezaba a encontrarse muy cansada. Uno de estos pájaros se ofreció entonces para resucitar a su hermano, haciéndose entregar los huesos, que depositó en su cesta de mimbre.
Obligado a ausentarse para ir en busca de semillas y granos, recomendó a la niña no abrir por ninguna razón la cesta para ver que pasaba con los huesos.
Achakay, siguiendo el rastro de la niña, llegó a su vez al territorio de los kullkush y, viéndola, lanzó un grito amenazador. La niña, desesperada pues no había vuelto aún la tórtola, destapó la cesta y vio con gran sorpresa que los huesos se habían transformado en el cuerpo de su hermano. Se sintió feliz, pero justo en el momento en que estaba cogiendo la mano del pequeño, éste se transformó en kashmi (perrito blanco).
Seguida por este nuevo compañero, la niña huyó hacia el altiplano, donde encontró una vicuña con una cuerda de oro atada al cuello; a ella le contó todo, rogándole que le dejara la cuerda para subir al cielo. La vicuña le prestó la cuerda de oro y la niña, junto a su hermano, comenzó la subida.
Mientras tanto, también Achkay llegó donde la vicuña y viendo que la niña subía al cielo, pidió al animal una cuerda para subir a su vez. La vicuña le dio una queshwa (cuerda de paja) con un ukush (ratoncito) puesto en el extremo. Achkay lanzó la cuerda hacia arriba y empezó a subir alegremente, convencida de que la pequeña ya no tenía escapatoria. Cuando estaba a punto de alcanzarla le gritó:
- "¡Oye, desgraciada, pagarás por la muerte de mi hija con tu vida!".
Pero al continuar la subida oyó el ruido emitido por el ratoncito, a quien preguntó:
- "Oye ratoncito, dime, ¿qué estás comiendo con tantas ganas? Estoy masticando la kamcha dura de mi abuela", contestó.
Razón por la que el animal continuó tranquilamente royendo la fibra de la cuerda, hasta que de repente ésta, por el peso de Achkay, se rompió.
La vieja empezó entonces a caer. Los gritos de auxilio lanzados por Achkay rebotaron,transformándose en múltiples ecos entre las gargantas y barrancos de Chavín de Huantar, ecos que han llegado hasta hoy con el nombre de huari. El cuerpo de la infame Achkay se estrelló contra el monte Rakan Shapra, en la orilla izquierda del río Ouchka, cerca de las tuinas del Templo de Chavín.
La sangre que salió del cuerpo de la vieja fue a parar a un lugar cercano llamado Wila-kota, que ahora es un pequeño lago en la orilla izquierda de dicho río. Los restos del cuerpo volaron en todas las direcciones; de ellos nacieron muchas pequeñas plantas silvestres y cultivadas que aun hoy crecen en la tierra de los Konchucos. De las piernas y de los brazos salieron los cactus (kashas), de las uñas las ciruelas, de los pelos las ortigas, de los ojos las patatas, de los dientes el maíz, de los dedos la mashwa, etc.
Y la pequeña, sin embargo, alcanzó el cielo con su hermano transformado en un perrito blanco. Allí, éste se transformó en Ongoy (la constelación de las Pléyades), según una versión, o en Achachi Ururí (la Estrella de la Mañana), según otra. La niña se convirtió sin embargo en Apachi Ururí (la Estrella de la Noche). Desde entonces estos astros son la guía de viajeros, pastores y agricultores"