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En la primera tierra, llamada Yvy Tenonde, los hombres convivían con los dioses, no había enfermedades y no faltaba nunca el alimento.
Sin embargo, uno de los hombres, llamado Jeupié, transgredió el tabú máximo: el incesto, al copular con la hermana de su padre. Los dioses castigaron este acto con un diluvio (Mba'e-megua guasu) que destruyó esta tierra primera y se marcharon a vivir a una morada celestial.Ñamandú decide crear entonces una segunda tierra, imperfecta, y solicita la ayuda de Jakairá quién esparce la bruma vivificante sobre la nueva tierra. Los sobrevivientes del diluvio pasan a habitar esta tierra donde ahora existe la enfermedad, los dolores y los sufrimientos.
Los hombres que habitan esta nueva tierra, llamada Yvy Pyahu ("tierra nueva") buscarán por siempre retornar a aquella primera tierra: (la "Tierra Sin Mal").
Los mitos orales hablan de una tercera reconstrucción que será sin imperfecciones. Sin embargo, mientras se espera la llegada de esa tercera tierra, los hombre pueden acceder al Yvymara'ey, siempre y cuando observen determinadas pautas de comportamiento comunal.
En aquella mítica tierra no existirá ningún castigo, no habrá desventuras ni padeceres, nada se destruirá.
Sin embargo, uno de los hombres, llamado Jeupié, transgredió el tabú máximo: el incesto, al copular con la hermana de su padre. Los dioses castigaron este acto con un diluvio (Mba'e-megua guasu) que destruyó esta tierra primera y se marcharon a vivir a una morada celestial.Ñamandú decide crear entonces una segunda tierra, imperfecta, y solicita la ayuda de Jakairá quién esparce la bruma vivificante sobre la nueva tierra. Los sobrevivientes del diluvio pasan a habitar esta tierra donde ahora existe la enfermedad, los dolores y los sufrimientos.
Los hombres que habitan esta nueva tierra, llamada Yvy Pyahu ("tierra nueva") buscarán por siempre retornar a aquella primera tierra: (la "Tierra Sin Mal").
Los mitos orales hablan de una tercera reconstrucción que será sin imperfecciones. Sin embargo, mientras se espera la llegada de esa tercera tierra, los hombre pueden acceder al Yvymara'ey, siempre y cuando observen determinadas pautas de comportamiento comunal.
En aquella mítica tierra no existirá ningún castigo, no habrá desventuras ni padeceres, nada se destruirá.
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