Los tupinambá son una nación indígena de la que formaban parte los tamoios, los temiminó, los tupiniquim y los tupinambáes. Son las tribus que conformaron la Confederación de los Tamoios, cuyo objetivo era luchar contra los portugueses, conocidos con el nombre de perós. A pesar de compartir un mismo origen étnico, las distintas tribus que componían la nación tupinambá luchaban constantemente entre sí. El mito que transcribimos pertenece a Brasil y fue tomada de la obra Mitología Americana: selección de los mitos aborígenes de América. Madrid: Ediciones Guadarrama, de Mariano Izquierdo G (1956):
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Otro héroe mitológico de los tupinambá es Maira-atá, quien figura como un esclarecido hechicero, que predecía el porvenir con ayuda de los espíritus. Lo que más Hombradía le ha dado en la mitología brasileña es el haber sido padre de dos mellizos míticos, Ariconte y Tamendonare, los cuales provocaron el diluvio. Los dos hermanos eran enemigos, e incluso no nacieron del mismo padre. Según el mito tupinambá, el uno era hijo de Maira-Atá, y el otro de un simple mortal, de nombre Sarigoys. La 'madre de los mellizos, viéndose abandonada por Maira-Atá, emprendió un viaje en busca de su marido, guiada por el hijo de él, que llevaba en su seno. En sus pesquisas llegó a casa de Sarigoys, e'i cual le ofreció hospitalidad y la dejó en cinta de otro infante. Después siguió la madre su camino, y llegó a un poblado de indios tan malvados que la mataron, la descuartizaron y se la comieron. A tiempo, los gemelos fueron recogidos por una mujer, la cual cuidó de su crianza. Llegados a mayor edad, se propusieron vengar a su madre; en esa idea, atrajeron a los asesinos de ella a una isla, so pretexto de ir a recoger frutas. Cuando ya los caníbales estaban en el agua, los gemelos levantaron una tempestad que los hundió a todos; no contentos con eso, los convirtieron en tigres.
Saciado el deseo de venganza, los mellizos partieron en busca de su padre, y dieron con él en un pueblo, en que él ejercía de brujo. El se alegró de verlos; mas, antes de reconocerlos por hijos, los sometió a diversas pruebas.
La primera prueba consistió en disparar el arco; mas las flechas de los mellizos se quedaron en el aire. Le segunda prueba exigida consistió en pasar a través de la peña IthcIrapi, cuyas dos mitades se volvían a juntar rápidamente. El hijo de Sarigoys pasó el primero, pero quedó aplastado. Entonces su hermano, recogiendo los restos de su cuerpo, le devolvió la forma primera y la vida. A lo último, pasaron todos dos.
A pesar de todo, Maira-Atá no quedó satisfecho de las dos pruebas y exigió otra: mandó a los mellizos que fuesen a apoderarse del cebo con que Añan atrapa el pez Alain y que sirve de alimento a los muertos. También esta vez fue el hijo de Sarigoys quien afrontó primero la prueba; pero fue estrangulado por Añán. Acudió su hermano y le devolvió la vida. De nuevo acometieron la empresa y lograron apoderarse del cebo misterioso; lleváronlo a Maira-Atá, el cual con eso ya los reconoció a los dos por hijos suyos.
Saciado el deseo de venganza, los mellizos partieron en busca de su padre, y dieron con él en un pueblo, en que él ejercía de brujo. El se alegró de verlos; mas, antes de reconocerlos por hijos, los sometió a diversas pruebas.
La primera prueba consistió en disparar el arco; mas las flechas de los mellizos se quedaron en el aire. Le segunda prueba exigida consistió en pasar a través de la peña IthcIrapi, cuyas dos mitades se volvían a juntar rápidamente. El hijo de Sarigoys pasó el primero, pero quedó aplastado. Entonces su hermano, recogiendo los restos de su cuerpo, le devolvió la forma primera y la vida. A lo último, pasaron todos dos.
A pesar de todo, Maira-Atá no quedó satisfecho de las dos pruebas y exigió otra: mandó a los mellizos que fuesen a apoderarse del cebo con que Añan atrapa el pez Alain y que sirve de alimento a los muertos. También esta vez fue el hijo de Sarigoys quien afrontó primero la prueba; pero fue estrangulado por Añán. Acudió su hermano y le devolvió la vida. De nuevo acometieron la empresa y lograron apoderarse del cebo misterioso; lleváronlo a Maira-Atá, el cual con eso ya los reconoció a los dos por hijos suyos.