Los Puinave se localizan en el río Inírida, en el departamento del Guainía, Colombia. También viven en los departamentos de Guaviare y Vichada. Su población es de 6.604 personas. En Venezuela, se localizan en el estado de Amazonas con una población de 774 personas. El siguiente mito del origen del Sol y de la Luna fue tomado del libro Colombia: Mitos y Leyendas del autor Luis María Sánchez. El mito cuenta lo siguiente.
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En el principio todo era oscuridad y sólo vivían cuatro hermanos puinaves de nombre Guarirom, Kwai, Pirkibiari y Nibdá; el primero era el mayor de todos y fue el hacedor del universo, y la última era la única mujer.
En el principio todo era oscuridad y sólo vivían cuatro hermanos puinaves de nombre Guarirom, Kwai, Pirkibiari y Nibdá; el primero era el mayor de todos y fue el hacedor del universo, y la última era la única mujer.
Guarirom creó primero el cielo, el sol, la luna y las estrellas; después hizo la tierra, los ríos, los peces y las aves, y por último hizo los hombres; sin embargo todo permanecía oscuro porque infinidad de nubes había por doquier y no dejaban alumbrar el sol; en medio de esa oscuridad se bañaban todos los niños y el sol y la luna, que vivían juntos, aprovechaban la oportunidad para robárselos, asarlos y comérselos.
Los padres veían que desaparecían sus hijos pero no alcanzaban a imaginarse ni el cómo ni el por qué, hasta que un día, puestos en vigilancia, se dieron cuenta de la causa y resolvieron vengarse; en efecto, invitaron al sol y a la luna a una gran fiesta para la que las mujeres hicieron mucha chicha valiéndose del guarapo obtenido por los hombres de una gran cantidad
de caña molida.
La fiesta empezó a desarrollarse con cánticos y bailes y dando a beber chicha en forma continua al sol y a la luna hasta conseguir emborracharlos; el sol, mareado por el mucho consumo, se tiró al suelo y la luna, muy borracha, se acostó a su lado; una vez que estuvieron dormidos les prendieron candela.
El calor del fuego los despertó y corrieron hacia el río; la luna se arrojó a las aguas y el sol se sentó en la proa de una curiara -canoa-; la luna arrojaba agua a su esposo y éste le decía que no lo apagara porque tenía que dar mucha luz a la gente cuyos niños había robado y comido para así compensarlos en algo; -debo secar el casabe que llevan para sus viajes y el monte para que cultiven el plátano y siembren la yuca; debo pagar el mal que les he hecho- y empezó a elevarse; Guarirom, que muy cerca los observaba, separó las nubes y la luz brilló sobre la tierra; sobra decir que la luna como buena esposa lo siguió a las alturas; no sin antes decir a los puinaves que si bien ella no alumbraría todos los días, al menos no permitiría la oscuridad continua de las noches, para tratar de pagarles un poco la flata cometida.
Los padres veían que desaparecían sus hijos pero no alcanzaban a imaginarse ni el cómo ni el por qué, hasta que un día, puestos en vigilancia, se dieron cuenta de la causa y resolvieron vengarse; en efecto, invitaron al sol y a la luna a una gran fiesta para la que las mujeres hicieron mucha chicha valiéndose del guarapo obtenido por los hombres de una gran cantidad
de caña molida.
La fiesta empezó a desarrollarse con cánticos y bailes y dando a beber chicha en forma continua al sol y a la luna hasta conseguir emborracharlos; el sol, mareado por el mucho consumo, se tiró al suelo y la luna, muy borracha, se acostó a su lado; una vez que estuvieron dormidos les prendieron candela.
El calor del fuego los despertó y corrieron hacia el río; la luna se arrojó a las aguas y el sol se sentó en la proa de una curiara -canoa-; la luna arrojaba agua a su esposo y éste le decía que no lo apagara porque tenía que dar mucha luz a la gente cuyos niños había robado y comido para así compensarlos en algo; -debo secar el casabe que llevan para sus viajes y el monte para que cultiven el plátano y siembren la yuca; debo pagar el mal que les he hecho- y empezó a elevarse; Guarirom, que muy cerca los observaba, separó las nubes y la luz brilló sobre la tierra; sobra decir que la luna como buena esposa lo siguió a las alturas; no sin antes decir a los puinaves que si bien ella no alumbraría todos los días, al menos no permitiría la oscuridad continua de las noches, para tratar de pagarles un poco la flata cometida.
1 comentario:
Me parece muy justo que estas páginas o blogs estén en la red ya que nosotros estamos olvidando nuestro pasado, nuestros ancestros. Soy docente de danzas y teatro y siempre encuentro que los estudiantes y algunos docentes no les gusta saber de donde son... CARAJO SOMOS NATIVOS SUREÑOS...
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