Este blog desea servir de vehículo de encuentro y de divulgación de los mitos latinoamericanos, para contribuir a que los antiguos personajes y situaciones simbólicas arquetípicas se contacten de nuevo con nuestras conciencias, despertando esa antigua habilidad que tenían nuestros antepasados de leerlas intuitivamente y de servirse de ellas como alimento espiritual. Para contextualizar el tema recomendamos iniciar con las lecturas de Pueblos indígenas en Latinoamérica, Pueblos indígenas en Colombia, Sentir Indígena, Definición de Mito,Consecuencias de olvidar los mitos, Mitos en Latinoamérica, Formas del Mito y Mitos de Creación. En estos últimos se desea hacer un especial énfasis.


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miércoles, 9 de abril de 2008

Colombia - Mito Arhuaco - Origen astros


Los Arhuacos son un pueblo amerindio que habita la vertiente meridional de la Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia, en un área reconocida por el Estado como resguardo indígena de propiedad colectiva. Son aproximadamente 9 mil personas. La historia que relatamos fue tomada de la obra Colombia: Mitos y Leyendas, de Luis María Sánchez.

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En medio de la oscuridad una hermosa india arhuaca tuvo dos niños que despedían luz por todo el cuerpo y, temerosa de que al verlos se los robaran, los escondió en una cueva; sin embargo, el resplandor que producían era tanto que se filtraba por las rendijas de la puerta y fácilmente fue visto por los démás indios que, curiosos, quisieron saber qué había adentro. Con flautas, caracoles y tambores llegaron hasta las cercanías de la cueva y empezaron a tocar una música hermosísima; las suaves notas llegaron a oídos de los niños indios y Yuí, el varón, salió para escucharla mejor.

No fue sino verlo los indios y trataron de cogerlo, pero Yuí voló y subió hasta el cielo donde se convirtió en sol; los indígenas que miraron para verlo subir quedaron convertidos en piedras.
Empero, la luminosidad habida en la cueva continuaba y tenues rayos se asomaban por las hendiduras; los indígenas resolvieron tocar más hermoso y Tima, la hermana de Yuí, también salió para escuchar mejor; los indios, temerosos de que se les escapara, le arrojaron ceniza a los ojos para así enceguecerla, pero ella también voló en la misma dirección de su hermano y se situó muy cerca.
Como la cara le había sido encenizada no tuvo el mismo resplandor que Yuí, pero en las noches vigila los prados de los ijcas; Tima se convirtió en luna.

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