Los Chimú fueron un pueblo pre-incaico (1.000 - 1.470), de la costa del Norte de Perú, cuya cultura sustituyó a los mochicas. Se caracterizó por sus grandes ciudades amuralladas, como la capital, Chanchán. Contaba con una avanzada organización social, militar y política. Adoraban al Sol, la Luna, el viento y el mar. Fueron conquistados por los incas en 1.470. Esta relaci{on de dioses fue tomado de la página web Mitos Incas.
.
Chimú tenía al dios Kon como su mediador entre la tierra y el cielo, en donde reinaba el dios Sol, Chatay, ayudado por la Luna, Quillapa Huillac, a la que muchos consideraban más poderosa que el Sol, ya que podía reinar en la noche y en el día era capaz hasta de cubrir al Sol y hacerlo desaparecer del cielo en los eclipses.
Alrededor de estos dioses mayores estaban los dioses celestiales, como los del relámpago y el trueno, la estrella de la mañana (Achachi Ururi) y la estrella de la tarde (Apadri Ururi), el demonio que vive en la estrella central de la constelación de Orión, precisamente la que marca el cinturón del cazador, y que está acompañada por otras dos estrellas (Patas), que son las enviadas por la diosa Luna para vigilarlo de cerca en su desierto y evitar, con su perpetuo presidio celestial, que siga haciendo el mal.
También había divinidades zoomórficas, como los felinos moteados.
El cielo no era más que una extensión de la tierra, y la vida que esperaba tras la muerte era tan sólo la prolongación de la primera terrena.
.
Chimú tenía al dios Kon como su mediador entre la tierra y el cielo, en donde reinaba el dios Sol, Chatay, ayudado por la Luna, Quillapa Huillac, a la que muchos consideraban más poderosa que el Sol, ya que podía reinar en la noche y en el día era capaz hasta de cubrir al Sol y hacerlo desaparecer del cielo en los eclipses.
Alrededor de estos dioses mayores estaban los dioses celestiales, como los del relámpago y el trueno, la estrella de la mañana (Achachi Ururi) y la estrella de la tarde (Apadri Ururi), el demonio que vive en la estrella central de la constelación de Orión, precisamente la que marca el cinturón del cazador, y que está acompañada por otras dos estrellas (Patas), que son las enviadas por la diosa Luna para vigilarlo de cerca en su desierto y evitar, con su perpetuo presidio celestial, que siga haciendo el mal.
También había divinidades zoomórficas, como los felinos moteados.
El cielo no era más que una extensión de la tierra, y la vida que esperaba tras la muerte era tan sólo la prolongación de la primera terrena.
1 comentario:
muy bonito este mito sobre los dioses
Publicar un comentario