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Todo surge del amor de Bugipu Ibiko-Khi, el sol, quien después del encuentro con la Gente Estrella, se enamora de la joven del resplandor de brasa apagada, habitante del mundo de arriba, a donde él va todas la mañanas, para regresar al mundo de acá.
Después que la joven es arrojada al pozo profundo, Bugipu la rescata despojándose de sus rayos y haciendo con ellos un brazo larguísimo que hace llegar hasta el fondo de ese terrible y oscuro lugar. Se la lleva a vivir a la región donde se juntan el día con la noche, lugar poco visitado por las estrellas.
Bugipu no regresó por un tiempo al mundo de allá, a donde la Gente Estrella. Durante su ausencia surgió el fruto del árbol anhelado: el chontaduro, fruto sagrado. Al recoger Bugipu la primera cosecha, enuncia las palabras que les permitirán disfrutar del fruto prodigioso: "Ahora ya pueden cocinarlos y comerlos".
Entonces se despidió definitivamente y se vino con su mujer para el mundo de acá, desde donde cada mañana emprende su correría haciendo el día. Eso es todo. "Bugipu Ibiko-Khi".
Después que la joven es arrojada al pozo profundo, Bugipu la rescata despojándose de sus rayos y haciendo con ellos un brazo larguísimo que hace llegar hasta el fondo de ese terrible y oscuro lugar. Se la lleva a vivir a la región donde se juntan el día con la noche, lugar poco visitado por las estrellas.
Bugipu no regresó por un tiempo al mundo de allá, a donde la Gente Estrella. Durante su ausencia surgió el fruto del árbol anhelado: el chontaduro, fruto sagrado. Al recoger Bugipu la primera cosecha, enuncia las palabras que les permitirán disfrutar del fruto prodigioso: "Ahora ya pueden cocinarlos y comerlos".
Entonces se despidió definitivamente y se vino con su mujer para el mundo de acá, desde donde cada mañana emprende su correría haciendo el día. Eso es todo. "Bugipu Ibiko-Khi".
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