Este mito del Mohan, Mojan o Muan es el más generalizado en Colombia y está enraizado en costumbres indígenas. Es relatado por Agustín Londoño en su obra El testamento del Paisa (1988), y fue tomado de la página web Raíces Paisas.
.Se dice que el Mohán era un hechicero que tuvo una visión anticipada de la llegada de los españoles y de los terrores de la conquista, por lo cual se refugió en el monte y se convirtió en el dios de los ríos. Su nombre corresponde a la voz muisca “mojas”, con que los Chibchas denominaban a sus sacerdotes o hechiceros. Para algunos es una divinidad acuática; para otros es un espíritu maléfico que causa muchos daños imperdonables.
Su descripción es la de un indio viejo de tamaño gigantesco, aspecto demoníaco y parecido a una fiera. Personaje vegetal, musgoso, su cuerpo esta cubierto con una larga cabellera desgreñada, con uñas muy largas y afiladas. Parece tener cara de león a causa de la abundante melena, con tez quemada, sus ojos son desorbitados y chispeantes como brasas encendidas, su boca muy grande y con dientes de oro.
Espíritu tutelar de las aguas; vive en los pozos oscuros de los ríos y quebradas tropicales Tiene un silbido profundo que es escuchado en todo el monte. Ha sido visto fumando tabaco, arreglando atarrayas, cantando y tocando tiple. Bogas, pescadores y lavanderas lo vieron infinidad de veces en la playa del rio, pescando, cocinando, peinándose; o bajar en una balsa bien parado, por "la madre del río" tocando guitarra o flauta. En noches de tempestad lo han visto pescando y riendo a carcajadas.
Es travieso, medio sátiro, andariego, aventurero, músico, libertino, juguetón y con las muchachas es enamoradizo, bastante sociable, muy obsequioso y serenatero. Pero tambien puede ser traicionero y receloso, perseguidor de muchachas, hipnotizador, embaucador y feroz.
Como vive en los ríos, le gusta asomarse a ver bañar las muchachas bellas y a las lavanderas, para llevarselas para el monte.
Los pescadores se quejan de hacerles zozobrar sus embarcaciones, de raptarles los mejores bogas, ahuyentarles los peces, robarles las carnadas y los anzuelos; dicen que les enreda las redes de pescar, llegando a veces a ahogarlos, sobre todo a orillas del río Magdalena; es pues, el responsable de la muerte de los que perecen ahogados en los ríos selváticos.
Es además antropófago, se roba los niños y después de chuparles la sangre se los come asados.
Dicen tambien que se le ve siempre como un espíritu justiciero que castiga las transgresiones de las normas religiosas: castiga a los hombres que no oyen misa y trabajan en día de precepto, llevándoselos a las insondables cavernas que posee en el fondo de los grandes ríos.
Siempre que lo veían, su fantasmal aparición era indicio de males mayores como inundaciones, terremotos, pestes, etc
Para ahuyentar al Mohán, los pescadores utilizan plomadas de cobre en sus redes y atarrayas, además de navegar corriente arriba; y como es un gran fumador, para calmarlo le dejan tabaco en las rocas cerca a los ríos.
Su descripción es la de un indio viejo de tamaño gigantesco, aspecto demoníaco y parecido a una fiera. Personaje vegetal, musgoso, su cuerpo esta cubierto con una larga cabellera desgreñada, con uñas muy largas y afiladas. Parece tener cara de león a causa de la abundante melena, con tez quemada, sus ojos son desorbitados y chispeantes como brasas encendidas, su boca muy grande y con dientes de oro.
Espíritu tutelar de las aguas; vive en los pozos oscuros de los ríos y quebradas tropicales Tiene un silbido profundo que es escuchado en todo el monte. Ha sido visto fumando tabaco, arreglando atarrayas, cantando y tocando tiple. Bogas, pescadores y lavanderas lo vieron infinidad de veces en la playa del rio, pescando, cocinando, peinándose; o bajar en una balsa bien parado, por "la madre del río" tocando guitarra o flauta. En noches de tempestad lo han visto pescando y riendo a carcajadas.
Es travieso, medio sátiro, andariego, aventurero, músico, libertino, juguetón y con las muchachas es enamoradizo, bastante sociable, muy obsequioso y serenatero. Pero tambien puede ser traicionero y receloso, perseguidor de muchachas, hipnotizador, embaucador y feroz.
Como vive en los ríos, le gusta asomarse a ver bañar las muchachas bellas y a las lavanderas, para llevarselas para el monte.
Los pescadores se quejan de hacerles zozobrar sus embarcaciones, de raptarles los mejores bogas, ahuyentarles los peces, robarles las carnadas y los anzuelos; dicen que les enreda las redes de pescar, llegando a veces a ahogarlos, sobre todo a orillas del río Magdalena; es pues, el responsable de la muerte de los que perecen ahogados en los ríos selváticos.
Es además antropófago, se roba los niños y después de chuparles la sangre se los come asados.
Dicen tambien que se le ve siempre como un espíritu justiciero que castiga las transgresiones de las normas religiosas: castiga a los hombres que no oyen misa y trabajan en día de precepto, llevándoselos a las insondables cavernas que posee en el fondo de los grandes ríos.
Siempre que lo veían, su fantasmal aparición era indicio de males mayores como inundaciones, terremotos, pestes, etc
Para ahuyentar al Mohán, los pescadores utilizan plomadas de cobre en sus redes y atarrayas, además de navegar corriente arriba; y como es un gran fumador, para calmarlo le dejan tabaco en las rocas cerca a los ríos.
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