En el principio del mundo había obscuridad y de la obscuridad salieron dos personas. Una se llamaba Karu y la otra era su hijo Rairu. Ninguno de ellos creó al otro sino que coexistían simultáneamente. Rairu tropezó con una piedra que estaba socavada en forma de taza y le gritó a la piedra. Kuru su padre le dijo que recogiera la piedra con quien había discutido. Rairu así lo hizo y tomando la piedra la colocó sobre su cabeza. Comenzó a crecer en todas las direcciones y se puso muy pesada, de modo que Rairu dijo a su padre: "Esta piedra ya está muy pesada". La piedra creció más y más y Rairu ya no podía caminar, pero la piedra aún seguía creciendo. Entonces tomó la forma de un tazón y formó el cielo, y sobre él apareció el sol. Karu odiaba a su hijo Rairu por saber más que él. El hijo era más sabio que el padre.
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