domingo, 18 de noviembre de 2012

Colombia - Mito Awá - Creación


El pueblo indígena Inkal Awá (en español "gente de la montaña") está asentado en el municipio de Ricaurte, al sur occidente del Departamento de Nariño, República de Colombia, sobre la cordillera Occidental, a una altura que va desde los 300 hasta los 2500 m.s.n.m. Limita al norte con los municipios de Barbacoas y Samaniego, al Sur con el municipio de Cumbal y la República del Ecuador, al oriente con el Municipio de Mallama y al occidente con el municipio de Tumaco (Plan de vida AWA, 2002). El mito que se relata a continuación fue tomado de la página web Xexus Ventana Cultural, y es recogida por el etnoeducador Awá Jaime Miguel Silva. El mito narra lo siguiente:

 
En un principio no existía nada.
Nació una hierba que dio origen a dos personajes: Dios y el Diablo;
cuando nacieron andaban conociendo el mundo.
Mirando que el mundo se encontraba vacío decidieron darle vida,
crear las cosas de acuerdo a sus intenciones de cada uno. Se sentaron
de frente y comenzaron a hacer la tierra.
Dios creó la tierra, el Diablo hizo las peñas.
Dios creó las aves, el Diablo hizo los murciélagos.
Dios creó las iguanas, el Diablo hizo las serpientes.
Dios creó las flores, el Diablo hizo las plantas con espinas.
Luego el Diablo quería hacerse dueño de todas las cosas. Entonces
ellos se colocaron a pelear. El Diablo tenía una escopeta para matar
a Dios.
Dios le dijo:
–Tírame –y el Diablo le disparó.
Cuando le disparó, Dios cogió en la mano los plomos. Luego le
disparó Dios al Diablo [y] este no murió, pero no pudo coger con su
mano los plomos como lo hizo Dios.
Dios le dijo:
–Como no pudiste agarrar los plomos perdiste.
Entonces el Diablo no pudo hacerse dueño de todo el mundo.
Luego Dios y el Diablo se pusieron a crear las personas. Dios sacó
tierra blanca de un metro de profundidad y empezó a hacer las personas.
Cuando terminó de hacer los dibujos estos se negrearon, eran
tres muñecos de barro.
El Diablo también hizo, pero de la misma raza del Diablo; este
creó todos los espíritus de la selva o montaña. Ellos asustan, hacen tener
miedo, en ocasiones enferman a la gente awá; en ocasiones matan
comiéndose el corazón, o el alma, en especial la de los niños, y la gente
que es débil de la sangre.
Luego Dios les dio vida a los muñecos de barro, y los mandó a que
fueran a bañarse al chorro, y les aconsejó que no se bañaran mucho,
pero el primero que entró no supo escuchar y se bañó más del tiempo
indicado. Este salió muy blanco. En seguida entró el otro al chorro el
agua, [que] se estaba secando, [y] alcanzó a bañar pero salió con la piel
amarilla. Este fue el indígena. Por último entró el otro y no alcanzó a
bañarse más que las palmas de las manos y las plantas de los pies. Este
fue el negro.
Después hizo dios los animales y las plantas; el diablo hizo toda lo
contrario: dios hizo el venado, el diablo el gusano; dios hizo la vaca,
el diablo la monchira.

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