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La Madre existía cuando nada existía. Nada, nada, sólo ella. Ella es aire, es agua, es conocimiento.Ella es la madre del agua que burbujea, y ese vapor salido de las profundidades fue el que en un momento dado ella engendró y fue esto quien llegó a ser el Padre Creador.
Esa Madre existe antes que nada existiera.
Fue ella quien, calladamente, dio el primer suspiro, para que de allí, de esa burbuja, naciera el Padre Creador, el Padre Unámarai.
Por ella, por nuestra Madre, la Única, comenzó la creación, porque ella engendró al Eterno, y por eso cobró vida nuestro Padre Creador Unámaraï, porque al engendrarlo lo engendró todo, y él se sienta como una nube por encima de nuestra Madre, sustentado por ella, pues es ella quien lo sostiene.
Ella se sentó abajo, en la punta del mundo, y Unámaraï, de su aliento, de su voluntad, de su pensamiento, exhaló como un hilo y por él subió y quedó arriba del mundo.
Eso es como un hilo de araña; es la respiración del Padre, y la Madre y el Padre engendraron a su hijo Añïraima.
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