La comunidad nativa de Queros se encuentra ubicada en la zona amazónica de la Reserva del Manu, en el departamento del Cusco, Perú. Sus habitantes pertenecen al grupo étnico Huachipaeri, quienes han habitado la zona desde épocas ancestrales, realizando intercambios comerciales con los Incas, y estableciendo alianzas pacificas en la zona. Actualmente, la población de esta comunidad se halla integrada por aproximadamente 40 personas. Este mito sobre Wanamei, el árbol de la vida, que presentamos a continuación, fue relatado por Julián Dariquebe Jerehua, poblador de la comunidad de Queros, y fue tomado de la página web de la Comunidad Nativa de Queros:
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Mucho tiempo atrás nuestros antepasados no contaban el tiempo, vivían de manera armónica y sin conocer la muerte, pasando la mayor parte del tiempo protegiéndose de las constantes y torrenciales lluvias. Pero hubo una época en que se produjeron grandes cambios e incluso la supervivencia de la gente se vio seriamente amenazada, logrando sobrellevar esa etapa el Wanamei, el árbol de la vida.
Esta amenaza surgió como resultado de un conflicto entre el fuego y el agua, manifestados a través de un gigantesco incendio y una gran inundación, que iban cubriendo todo el territorio y aniquilando a familias enteras, además de todas las personas, animales y plantas que encontraban a su paso.
Sin embargo, los pobladores se enteraron que en un determinado lugar crecía al Wanamei, un enorme árbol amigo donde muchas personas al subirse sobre sus ramas se habían salvado de las amenazas del incendio y la inundación.
Por ello se fueron a buscar el árbol, pero al llegar al lugar no encontraron al Wanamei, por lo cual disminuyeron sus esperanzas de sobrevivir, sin embargo, al poco tiempo apareció el loro Jokma, quien les ofreció la posibilidad de traerles la semilla del Wanamei si a cambio de esta le ofrecían a la doncella virgen mas joven que había entre ellos
El grupo aceptó las condicione del loro, y este les brindó la tan ansiada semilla. Al poco tiempo de plantarla, el árbol empezó a crecer y a desarrollar frondosas ramas. Los pocos sobrevivientes que quedaban, incluyendo personas y animales, subieron inmediatamente al árbol, pero algunos de ellos no lograron salvarse por que fueron alcanzados por las llamas o porque el humo no les permitía respirar.
Los que lograron alcanzar las ramas más altas permanecían inquietos, porque los ciclos normales del día y la noche habían desaparecido, permaneciendo todo el tiempo en la oscuridad. Ocasionalmente, cuando las aguas o el fuego se acercaban, ellos pedían al Wanamei que crezca un poco más para que puedan salvarse, y el árbol obedecía.
De ésta manera, el fuego empezó a apagarse hasta que un tiempo después desapareció, pero la tierra continuaba caliente y suave, por lo cual los habitantes del árbol todavía no podían bajar. Las pocas personas y animales que descendieron de manera prematura se hundieron en el suelo y desaparecieron.
Entonces los pobladores tuvieron que permanecer en el Wanamei por tiempo indefinido. Como eran tan pocos, se casaron y convivieron entre hermanos, estableciendo relaciones incestuosas que no estaban permitidas. Como resultado de la trasgresión a estas normas, las personas empezaron a morir después de poco tiempo. Desde entonces las personas conocen la muerte tal como es ahora.
El árbol de Wanamei estaba molesto por la conducta de las personas, por lo cual empezó a balancearse para hacerlos bajar. Cuando el árbol se movía, algunas personas caían al suelo y ya no volvían a subir, y lo mismo pasaba con muchos animales que resbalaban. Un tiempo después, las aves empezaron a volar y a explorar el estado del suelo, hasta que un día éstas comenzaron a cantar, indicando la proximidad de un amanecer que no habían visto en mucho tiempo, y el retorno de las condiciones de vida favorables. Después de eso la luz apareció, pero en el suelo no quedaba nada de lo que había antes.
Sin embargo, bajaron del árbol y se establecieron nuevamente en la tierra. Al poco tiempo empezaron a brotar algunas plantas comestibles que sirvieron para su alimentación, pero después de eso las personas se volvieron torpes y olvidaron muchos de sus conocimientos anteriores, y así como hemos visto hasta ahora”
Esta amenaza surgió como resultado de un conflicto entre el fuego y el agua, manifestados a través de un gigantesco incendio y una gran inundación, que iban cubriendo todo el territorio y aniquilando a familias enteras, además de todas las personas, animales y plantas que encontraban a su paso.
Sin embargo, los pobladores se enteraron que en un determinado lugar crecía al Wanamei, un enorme árbol amigo donde muchas personas al subirse sobre sus ramas se habían salvado de las amenazas del incendio y la inundación.
Por ello se fueron a buscar el árbol, pero al llegar al lugar no encontraron al Wanamei, por lo cual disminuyeron sus esperanzas de sobrevivir, sin embargo, al poco tiempo apareció el loro Jokma, quien les ofreció la posibilidad de traerles la semilla del Wanamei si a cambio de esta le ofrecían a la doncella virgen mas joven que había entre ellos
El grupo aceptó las condicione del loro, y este les brindó la tan ansiada semilla. Al poco tiempo de plantarla, el árbol empezó a crecer y a desarrollar frondosas ramas. Los pocos sobrevivientes que quedaban, incluyendo personas y animales, subieron inmediatamente al árbol, pero algunos de ellos no lograron salvarse por que fueron alcanzados por las llamas o porque el humo no les permitía respirar.
Los que lograron alcanzar las ramas más altas permanecían inquietos, porque los ciclos normales del día y la noche habían desaparecido, permaneciendo todo el tiempo en la oscuridad. Ocasionalmente, cuando las aguas o el fuego se acercaban, ellos pedían al Wanamei que crezca un poco más para que puedan salvarse, y el árbol obedecía.
De ésta manera, el fuego empezó a apagarse hasta que un tiempo después desapareció, pero la tierra continuaba caliente y suave, por lo cual los habitantes del árbol todavía no podían bajar. Las pocas personas y animales que descendieron de manera prematura se hundieron en el suelo y desaparecieron.
Entonces los pobladores tuvieron que permanecer en el Wanamei por tiempo indefinido. Como eran tan pocos, se casaron y convivieron entre hermanos, estableciendo relaciones incestuosas que no estaban permitidas. Como resultado de la trasgresión a estas normas, las personas empezaron a morir después de poco tiempo. Desde entonces las personas conocen la muerte tal como es ahora.
El árbol de Wanamei estaba molesto por la conducta de las personas, por lo cual empezó a balancearse para hacerlos bajar. Cuando el árbol se movía, algunas personas caían al suelo y ya no volvían a subir, y lo mismo pasaba con muchos animales que resbalaban. Un tiempo después, las aves empezaron a volar y a explorar el estado del suelo, hasta que un día éstas comenzaron a cantar, indicando la proximidad de un amanecer que no habían visto en mucho tiempo, y el retorno de las condiciones de vida favorables. Después de eso la luz apareció, pero en el suelo no quedaba nada de lo que había antes.
Sin embargo, bajaron del árbol y se establecieron nuevamente en la tierra. Al poco tiempo empezaron a brotar algunas plantas comestibles que sirvieron para su alimentación, pero después de eso las personas se volvieron torpes y olvidaron muchos de sus conocimientos anteriores, y así como hemos visto hasta ahora”
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