El pueblo Wayú habita la península de la Guajira al norte de Colombia y noroeste de Venezuela, sobre el mar Caribe. Según los censos realizados, su población está constituida por 144.003 personas y constituyen el 48 % de la población de la Península de la Guajira. La mayor densidad de su asentamiento se presenta en Nazareth. El relato es el siguiente:
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Al principio solo vivía Maleiwa, allí arriba muy lejos, cerquita de Caí (sol) y al lado de Kachi (luna); también vivía con ellos Juya (lluvia) y aquí a bajo estaba Mma (Tierra), muy sola.
El sol Kaí tenia una hija llamada Warattui (Claridad) y la luna (Kashi) una hija llamada Pluushi (oscuridad). Shulliwala (estrellas) eran hijas de Pluushi.
Un día Juya empezó a caminar y se encontró a Mma y brotó con ella, se enamoró de ella y en su alegría cantó y su canto fue un Juka Pula Juka (Rayo) que penetró en Mma y brotó de ella un Ama Kasutai (caballo blanco) que se convirtió en Ali Juna y fue papá de todos los Ali Juna Blanco.
Mma quería más hijos y entonces Juya siguió cantando y muchos rayos cayeron y Mma parió a Wunu Lia (plantas) que brotaban en su vientre; tenían muchas formas y tamaños, pero todas eran quietas y no se movían. Mma seguía triste porque ella quería hijos que caminaran, se movieran, y fueran de un lugar a otro.
Maleiwa no quería ver triste a Mma, por eso vino a Wotkasairu, aquí en la Alta Guajira y tomó pootchi: -Ustedes serán los Wayuu (hombres), hablarán y caminarán por todas partes, esta tierra será suya. Siguió haciendo figuras pero a ellas les dijo: -A ustedes no las dejo hablar, ustedes serán Muru-ulu (Animales). Los hizo de diferentes tamaños y formas, unos grandes y otros pequeños, unos con cuatro patas y otros con dos. A unos les dio brazos para volar, a otros los dejo aquí caminando. Maleiwa es el Julaulashi (jefe o autoridad superior). Les ordeno a los Wayuu que no podían pelearse, tenían que vivir en paz y respetarse.
No puedes matar a ningún Wayuu porque será vengado y pagará toda tu familia, no derrames sangre porque en ella está la vida. Por eso cuando la derrames, cóbrala. No cojas lo ajeno. No es tuyo, si lo haces tendrán que pagar tres veces más el daño hecho.
Esas son las ordenes de Maleiwa y nosotros la respetaremos y la cumplimos. Todos lo han hecho, nuestros antepasados y nosotros ahora.
Este mito fue tomado de:
me gusto sigue así
ResponderEliminarMuy interesante. No conocía tu blog, voy a leer más entradas.
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